Capítulo 25 - Privación del Título
Nobiliario
—
…Espera…
Tras
permanecer un rato en silencio, apretando los dientes sin decir nada, Aaron
levantó la cara e intentó detener al oficial heráldico, Parites, cuando estaba
a punto de salir del salón con Bonnie.
—
¡He dicho que esperes!
Cuando
Aaron golpeó la mesa con el puño y gritó, el oficial heráldico se dio la
vuelta.
—
¿Qué pasa? No tengo mucho tiempo.
—
¡No has explicado por qué has venido aquí!
—
Su Majestad la Reina Kushana me envió. Sabes lo que significa, ¿verdad? No creo
que sean necesarias más explicaciones.
—
¡No, no lo entiendo! ¿Por qué te enviaría a mi
casa?
—
Sólo hay una razón por la que me enviaría aquí, y creería que ya la sabrías.
—
No… eso no puede ser… No me vas a quitar mi título de caballero, ¿verdad?
Aarón,
que no podía aceptar la realidad de la situación, miró al oficial heráldico con
ojos llenos de ira, como si intentara buscar pelea con él.
Al
ser fulminado con la mirada por Aaron, el oficial heráldico, Parites, ni
siquiera se inmutó.
Parecía
haberse acostumbrado a ser tratado así por los nobles a los que visitaba.
Sin
cambiar de expresión, respondió a Aaron.
—
¿Ves? No hacía falta explicar nada, ¿verdad?
—
¡¡Khh…!!
—
¡Aaa… Aaa… AaaAaaAAaaa…!
Cuando
la razón por la que había venido el oficial heráldico fue obvia, Aaron apretó
los puños y frunció el ceño, mientras Ella caía de rodillas y empezaba a
llorar.
Para
Ella, que valora la imagen pública por encima de todo, un título nobiliario era
lo segundo más importante de su vida.
Se
arrastró por el suelo, se aferró a los pies del oficial heráldico y lo miró con
cara desesperada, como si ser degradada a plebeya fuera el fin del mundo para
ella.
—
¡Parites-sama, por favor! ¡Puedes tomar cualquier cosa menos la nobleza de mi
marido! ¡Por favor! ¡Perdona su actitud grosera! Haré lo que sea, ¡así que por
favor ten piedad de nosotros!
—
…
Ella
suplicaba mientras lloraba, pero en lugar de mirarla con ojos lastimeros,
Parites miraba a Ella con ojos fríos y despiadados, como si le repugnara la
acción de Ella.
—
¡Mujer insolente! ¡Suéltalo!
Al
ver que Ella se aferraba a la pierna de su superior, un joven soldado cuyo
deber era sostener una bandera mientras viajaban, agarró el brazo de Ella y
tiró bruscamente de ella, intentando separarla de su superior.
Sin
embargo, Ella no le hizo caso y sujetó aún más fuerte la pierna de Parites.
—
¡Por favor! Parites-sama, ¡Por
favor! Haré lo que sea, ¡así que por favor no le quiten la nobleza a mi esposo!
¡Mi marido no tiene educación, pero no es una mala persona! ¡Por favor, se lo
ruego!
—
¡Basta! ¡Suéltenlo ya! ¡El Oficial Parites es el representante de Su Majestad!
¡Sostener su pierna es lo mismo que sostener la pierna de Su Majestad! ¡Conoce
tu lugar, mujer insolente!
El
joven oficial tiró del brazo de Ella con todas sus fuerzas mientras gritaba.
Incapaz
de resistir la fuerza del joven y bien entrenado oficial, Ella finalmente soltó
los pies del oficial Parites.
A
continuación, el joven oficial arrastró a Ella por el suelo como si fuera un
trapo y la arrojó al patio trasero por la puerta de atrás.
Aaron,
Robin, Alex y Bonnie sólo podían mirar sin decir nada.
—
¡Aaa…!! ¡AaaAAaaaaAaAaaaa…!
Cuando
el joven oficial regresó, pudieron oír a Ella llorando en el patio trasero.
—
Hmph. He visitado muchas casas de nobles como oficial heráldico, pero esta es
la primera vez que me encuentro con alguien tan grosero. Olvídate de ir a la
iglesia. Vamos a hacerlo aquí y ahora sin ceremonias.
Tras
decir eso con voz grave, Parites miró al otro joven oficial que llevaba un
baúl.
El
joven oficial le hizo un gesto con la cabeza y sacó un grueso libro del baúl.
A
continuación, pasó las páginas con cuidado y entregó el libro a Parites tras
detenerse en una determinada página.
Parites
bajó la vista a la página y empezó a leer en voz alta.
—
La historia de la familia Atwood────
Parecía
que la historia de la familia Atwood estaba escrita en la página.
—
────Hace
doscientos años, un plebeyo llamado Galaxia fue reconocido por sus logros en la
construcción de una aldea en estas tierras. Así, Su Majestad el Rey Adrashelm lo
ennobleció con el título de caballero y le permitió identificarse como Galaxia
de la Atwood.
Cuando
se mencionó en voz alta el nombre de su antepasado, Aarón se estremeció durante
un segundo, como si sintiera el peso de la responsabilidad de ser el cabeza de
familia.
Sabía
que ya era demasiado tarde para cambiarlo todo. Por eso no pudo evitar poner
una expresión de pesar mientras escuchaba al oficial heráldico.
—
….!! ….!!
Mientras
miraba hacia abajo, Aaron trató de encontrar la manera de evitar que el oficial
heráldico le quitara su nobleza.
Sin
embargo, por mucho que pensara, nunca se le ocurrió una forma brillante de
escapar de esta situación.
Robin
y Alex sólo pudieron fruncir el ceño mientras miraban al suelo, mientras Ella
se arrastraba desde el patio trasero y lloraba al borde de la habitación.
Sólo
Bonnie escuchaba con calma al oficial heráldico.
—
────Mientras Aaron de la Atwood lidera
como cabeza de la Familia Atwood y señor feudal del Territorio Atwood, la
Familia Atwood tiene… cero logros.
Tras
leer esa parte, Parites miró a Aaron y susurró.
—
Cero, ¿eh…?
Al
notar la mirada de Parites, Aaron apartó la vista y entornó los ojos.
—
────Robin de la Atwood, la segunda
hija de la familia Atwood, ha actuado repetidamente con violencia y de una
manera impropia de una dama aristocrática. Deshonró el nombre de su familia
engañando a su marido el día de su boda y, recientemente, causó problemas a mucha
gente en la capital real y utilizó el nombre de la barón Mylia sin permiso.
Como su padre, Aaron de la Atwood asumirá la responsabilidad de sus acciones y
será despojado de su título de caballero.
Después
de que el oficial heráldico leyera aquello, Aaron y Ella trasladaron sus
miradas a Robin, cuyo rostro palideció.
Aaron
apretó los dientes con más fuerza y miró a Robin con cara de resentimiento,
mientras Ella la miraba con cara de asco.
Mientras
tanto, Alex sonreía con satisfacción, como si dijera: “¡Le está bien empleado!”
—
────Aaron de la Atwood perderá su
apellido, “Atwood”, y a partir de ahora, ya no es un noble sino un plebeyo
llamado Aaron. Eso es todo.
Tras
decir esto, el oficial heráldico, Parites, cerró el grueso libro.
El
salón quedó en silencio durante unos segundos al oírse el fuerte sonido del
libro al cerrarse.
—
Si alguien tiene alguna objeción, que la diga ahora.
Después
de que Parites dijera eso, Aaron se acercó de repente a Robin y le dio una
bofetada en la cara.
—
ROBIIIIIIIINN!!!
—
¡¡Kya!!
Cuando
Robin estaba a punto de caer al suelo, Aaron la agarró inmediatamente del pelo
y la obligó a levantarse.
—
¡Inútil hija! ¡Todo es culpa tuya!
—
¡No he hecho nada malo! ¡Te lo he dicho muchas veces! ¡Mylia y Chloe me
tendieron una trampa! ¡Todo es su culpa!
—
¡Basta de tonterías!
Aaron
gritó a Robin y la tiró al suelo justo a los pies de Parites.
—
¡Esa mujer es responsable de todo! ¡Así que ella debería ser la castigada, no
yo! ¡Soy inocente!
—
N, ¡No, no! ¡Señor, por favor!
Robin
miró a Parites con cara de pena. Luego se arrastró hacia él lentamente mientras
le suplicaba.
Parites
volvió los ojos hacia Robin y la miró con cara de asco, como si estuviera
mirando basura.
Los
otros oficiales que estaban a su lado también la miraban de la misma manera.
Todos
los nobles de la capital real saben del escándalo de Robin.
Todo
el mundo sabe que cometió adulterio el día de su boda y, recientemente, regresó
a la capital real y causó problemas a mucha gente.
Por
mucho que intentara pedir perdón, nadie la escuchaba.
—
Señor── ¡No, Parites-sama, por favor escúcheme!
—
¡No, no escuches a esta inútil! ¡Deberías castigarla a ella, no a mí!
Al
oír que Aaron se entrometía con ella, Robin giró la cara y fulminó a su padre
con la mirada.
—
¿¡Inútil!? ¡Ni siquiera puedes gobernar esta tierra de mierda! ¡Todo lo que has
hecho es cazar, cazar y cazar! ¡Mira quién es inútil ahora, “Lord Atwood”-sama!
—
¿Cómo te atreves a insultar así a tu padre? ¡Perdí mi nobleza por tu culpa!
—
¡Te dije que no es mi culpa! ¡Es de esas dos zorras! ¡Me tendieron una trampa!
—
¡Basta ya! ¡No debería haberte
traído a este mundo! ¡Deseo que te pudras en el infierno!
—
────!!
Al
escuchar las crueles palabras de Aaron, Robin estalló.
Se
levantó espontáneamente y golpeó la barbilla de Aaron con todas sus fuerzas.
—
¡Guha!
A
pesar de que el musculoso cuerpo de Aaron era mucho más grande que el delgado
cuerpo de Robin, no podía tener ninguna oportunidad contra un ataque repentino
a la barbilla.
Sus
piernas se debilitaron repentinamente debido a la conmoción y ya no pudieron
soportar su peso. Como consecuencia, cayó al suelo a cuatro patas como si
estuviera paralizado.
Al
ver que su padre estaba a cuatro patas, Robin se subió rápidamente a su espalda
como si estuviera montando a caballo. Luego agarró el pelo de Aaron con la mano
izquierda y empezó a arañarle la cara con la derecha como si estuviera poseída
por un demonio.
—
KIIIIIIIIIIIIIIIIIIーー!!!¿¡Púdrete en el infierno, dices!? ¡No me jodas! ¡Nunca te pedí que fueras mi padre!
¡Ya debería estar viviendo una maravillosa vida de casada con un joven y rico
noble si no hubiera nacido en esta familia! ¡Que te jodan y que se joda esta
puta casa! ¡Muere! ¡Muere! ¡Muere, padre inútil!
—
¡¡Mis ojos!! ¡Para! ¡Para, maldita sea! ¡Es todo culpa tuya! ¡Criarte como mi
hija fue un terrible error! ¡Perdí mi nobleza y
mi poder por tu culpa!
Aaron
balanceó el cuerpo a izquierda y derecha, y arriba y abajo furiosamente,
tratando de alejar a Robin de él.
Robin
se movía violentamente sobre la espalda de Aaron como un vaquero en un rodeo,
pero acabó cayendo al suelo.
Aaron
aprovechó la oportunidad para agarrar el pelo de Robin, pero Robin no quería
perder. Ella también agarró el pelo de Aaron.
A
continuación, ambos se tiraron del pelo mientras se maldecían.
—
¡Muere, vago inútil! ¡Muere!
—
¡Nunca has hecho nada útil pero has causado muchos problemas a nuestra familia!
¡Muere, mujer mina!
—
NOOOOOOOー ¡Paren! ¡Son padre e hija! ¡Por favor dejen
de pelear! ¡AaaAaahhh── Diosa Celis, por favor ten piedad de
nosotros!
Al
ver a su marido y a su hija pelearse, Ella no pudo hacer otra cosa que llorar y
gritar al borde de la habitación.
Sin
embargo, ignoraron a Ella y siguieron luchando como si no fuera más que aire.
Bonnie,
que estaba de pie entre los oficiales, sólo podía ver a su padre y a su hermana
pelear con los ojos en blanco.
Mientras
tanto, Alex sonreía. Parecía estar disfrutando de la pelea entre Aaron y Robin.
—
…Qué hogar más feo…
Parites
sólo pudo fruncir el ceño al ver el insoportable espectáculo que tenía delante.
Luego miró al hombre que estaba de pie detrás de él.
El
hombre que parecía un mago le hizo un gesto con la cabeza y luego disparó dos
pequeñas bolas de fuego contra el padre y la hija que luchaban en el suelo.
Los
dos saltaron espontáneamente al mismo tiempo que las pequeñas bolas de fuego
golpeaban y quemaban sus nalgas.
—
¡¡¡Gaaaaahhh!!! ¿Qué coño es esto?
—
¡Ay! ¡Ay! ¡Me arde el culo!
A
continuación, frotaron simultáneamente sus traseros contra el suelo para
deshacerse del fuego.
Al
ver sus movimientos, perfectamente sincronizados, Parites murmuró para sí: “De
tal palo, tal astilla”.
Luego
miró a los dos jóvenes oficiales encargados de sostener las banderas del reino
mientras iban de camino.
—
Ustedes dos, aten a estos idiotas.
—
““¡Sí, señor!””
Sin
demora, los dos jóvenes oficiales sacaron cuerdas de sus bolsas y ataron a
Aaron y Robin juntos con las espaldas tocándose.
—
¡Noooo! ¡Déjame ir! ¡No he hecho nada malo!
—
¡Nunca lo admitiré! ¿Me oyes? ¡Nunca lo admitiré!
Parites
se sintió un poco molesto cuando Aaron lo fulminó con la mirada y le dijo que
nunca reconocería la decisión de la reina, pero trató de mantenerse lo más frío
posible.
—
Puesto que no tienes logros y nunca aportas nada al reino, Aaron, no tienes
ninguna posibilidad de recuperar tu título nobiliario. Su Majestad la Reina
Kushana ha decidido dejar la gestión de este territorio al nuevo señor, a la
Barón Mylia de la Atwood. Tienes prohibido interferir en la gestión de este
territorio.
Aaron
y Robin movían las manos, intentando desatar la cuerda, pero entonces dejaron
de moverse al oír que el próximo señor del Territorio Atwood era Mylia.
—
¿Esa pequeña perra se convertirá en el próximo lord…?
— ¿Me estás jodiendo?